La defensa de la enseñanza
Es curioso ver a esos políticos ‘Progres’ procesionar en Semana Santa, desfilar en las ofrendas de flores a la Virgen o hacer la Romería de la Santa Faz, intentando parecer auténticos devotos, cuando desde su acción política atacan estas tradiciones

La izquierda en general aún no ha entendido que defender la libertad de Enseñanza y su pluralidad no es atacar a los centros públicos. Los centros públicos -que son la red de centros más importante del sistema educativo- deben ser el motor y el ejemplo de una enseñanza de calidad e innovadora, capaz de formar a los jóvenes de forma eficaz para dar respuesta a los retos del futuro.
Lo que no es admisible en democracia es defender a unos intentando eliminar al resto.
Que a la Consellería de educación no le gusta ni la religión católica ni la enseñanza concertada y diferenciada es algo que nadie duda. Y no lo digo yo, lo dice la izquierda cuando afirman de forma excluyente, que desean una “Enseñanza Única, Laica y en Valenciano”. Analicemos estas tres palabras que describen de forma clara su ideología sectaria y su intolerancia con el diferente.
Casi 50 años de democracia y 8 leyes educativas, casi todas ellas socialistas y aún la izquierda no ha sido capaz de entender -probablemente por ser unos de los muchos damnificados de sus propias leyes educativas en cuanto a comprensión lectora- que en España sólo hay un tipo de enseñanza, es decir, la enseñanza en España ya es ÚNICA.
Es curioso ver a esos políticos ‘Progres’ procesionar en Semana Santa, desfilar en las ofrendas de flores a la Virgen o hacer la Romería de la Santa Faz, intentando parecer auténticos devotos, cuando desde su acción política atacan estas tradiciones
Repito, en España la única enseñanza es la que se deriva de la normativa estatal, que se publica en el B.O.E. y es desarrollada por las diferentes comunidades autónomas para adaptarla a la singularidad de cada comunidad autónoma. En ese desarrollo, se determinan todos los aspectos relevantes que debemos cumplir “todos”, desde las titulaciones y los méritos de los profesores pasando por las asignaturas que se deben cursar y la forma de evaluarse hasta los metros cuadrados mínimos de las aulas o patios.
Lo que hay, y parece ser que no quieren entender, son dos modos de gestionar los fondos públicos que el gobierno destina a través de los presupuestos generales del Estado para Educación. Estas dos formas de gestión son; los totalmente y los parcialmente sostenidos con fondos públicos. Los primeros son los que entendemos como centros públicos y los segundo como centros concertados.
La laicidad que proclaman no es más que el intento de imponer el catecismo del pensamiento único frente al pensamiento crítico y la pluralidad de costumbres y tradiciones populares y religiosas, mayoritariamente católicas. Es curioso ver a esos políticos que se denominan “Progres” procesionar en Semana Santa, desfilar en las ofrendas de flores a la Virgen y/o hacer la Romería de la Santa Faz, intentando aparecer como auténticos devotos, cuando desde su acción política no reparan en esfuerzos por atacar estas tradiciones, sino intentar eliminarlas.
Y por último la imposición de una enseñanza en Valenciano. La primera muestra de totalitarismo y radicalidad del gobierno de Botánico lo sufrió la comarca del Campo de Alicante o Comarca del Alacantí, fue en 2015 con la supresión del concierto educativo a gran parte de los centros concertados de esta zona y que la justicia años después se encargó de devolver, teniendo que abonar con el dinero de todos los costes de su aberrante imposición ideológica.
Posteriormente y llevados por la frustración de quien quiere imponer, se siente con poder y no puede, se inventaron un decreto de plurilingüismo donde se clasificaban los habitantes de la comunidad valenciana en “Básico-medio-Avanzado” según su nivel de valenciano premiando con más inglés a los avanzados en valenciano. Lo que una vez más el TSJCV se encargó de derogar por vulnerar los derechos fundamentales de los ciudadanos. Recuerdo las más de cuarenta mil personas en Valencia exigiendo “libertad educativa”.
Llegados a este punto y cegados por la sinrazón, no les quedó otra opción que hacer lo que siempre hacen, evitar la acción de la ciudadanía y recurrir a una ley de Plurilingüismo -que debería ser aprobada en las Cortes Valencianas -donde la sociedad Civil ya no tenía posibilidad de recurso y donde la justicia no tenía otra opción que la de obedecer.
La moción de censura y su consecuente cambio de gobierno nacional, así como la conformidad y pasividad del grupo principal de la oposición en la Cortes Valencianas nos han llevado a tener en la actualidad una ley de plurilingüismo, que lejos de fomentar la participación y ensalzar la riqueza cultural de poseer dos lenguas cooficiales, han traído la división y el enfrentamiento entre territorios y ciudadanos, algo que jamás había existido.
Es resumen, no es que no les guste que otros hagan otras cosas de forma diferente, lo que no le gusta es que existan otros diferentes que puedan hacer otras cosas.
La libertad de elección, el respeto a las costumbres y tradiciones españolas y el sentido común que para la izquierda es el menos común de todos los sentidos, son sin duda el mejor remedio para devolver a esta comunidad la cordura, la prosperidad y la libertad frente a la imposición y el enfrentamiento.
El próximo 28M nos jugamos el poder elegir entre tener una pluralidad de modelos donde la enseñanza en los centros públicos sea de calidad, por supuesto, pero sin excluir a todos aquellos que deseen una enseñanza diferente. La pluralidad y la calidad son dos condiciones necesarias y suficientes para poder elegir en libertad.
El próximo 28M tenemos la oportunidad de acudir a votar y poder elegir entre totalitarismo o libertad.
El futuro de esta comunidad autónoma está en juego, de todos nosotros depende.