2 diciembre, 2023

El laberinto español

Sánchez está convencido de que lo tiene todo atado y bien atado. Lo mismo pensaba Franco cuando la estaba palmando y miren la que se lió: las Cortés  se hicieron el Hará Kiri con Carrillo, Fraga, Suárez, Felipe, Guerra, Alberti y la Pasionaria votando la misma Constitución que ahora algunos tiran por tierra

Dicen que hay dos tipos de idiotas, los que prestan libros y los que los devuelven. Hace casi noventa años anduvo por las Alpujarras granadinas Gerald Brenan. Subió hasta Yegen con un burro y un serón cargado de libros y escribió uno de los mejores análisis que he leído sobre la situación tormentosa de la España de la época: El laberinto español. Ese es el libro que presté y que jamás me han devuelto. Pertenezco, por tanto, al primer colectivo, el de los idiotas que prestan libros y se quedan sin ellos porque no se los devuelven. Parece imposible que un hombre aislado en lo alto de Sierra Nevada, mucho más arriba de Órgiva, cerca de Pitres y de los lugares por los que corría Aben Humeya en la primera guerra civil que tuvo lugar en la península, sin teléfono, sin periódicos, sin internet, fuese capaz de escribir una obra tan clarividente.  Como Don Gerardo el inglés lo conocían en todos los contornos y hasta en Alhaurín de la Torre donde murió muchos años después, vean la película “Al sur de Granada” de Fernando Colomo y sabrán más de aquel joven de familia noble inglesa enamorado de España y de alguna española.

El laberinto que describe Brenan en su obra maestra es muy parecido al que tenemos montado ahora mismo. La situación es peliaguda hasta decir basta.

Feijoo se ha jactado hasta la saciedad de haber ganado las elecciones pero no ha sido capaz de articular una mayoría que lo invista presidente. Se queja de que él ha ganado y, una vez más, se queja de lo mismo que hace él y los suyos porque ellos, mediante pactos, han gobernado en lugares en los que otros habían tenido más votos. Nunca mide uno las realidades con la misma vara si es beneficiado o perjudicado.

Sánchez está convencido de que lo tiene todo atado y bien atado. Lo mismo pensaba Franco cuando la estaba palmando y miren la que se lió: las Cortés  se hicieron el Hará Kiri con Carrillo, Fraga, Suárez, Felipe, Guerra, Alberti y la Pasionaria votando la misma Constitución que ahora algunos tiran por tierra

Feijoo no gobernará por ahora. Sánchez ha aguardado con la tranquilidad del que lo tiene todo controlado, aunque no es raro que en política salte la liebre donde menos lo esperas. En política y en otros sitios, que yo creía que el amor de mi vida estaría conmigo hasta la muerte y me pasó como a aquel que pidió un préstamo de seis mil euros para  arreglarle el pecho a su novia  – ese fue el himno oficioso de la selección española de baloncesto cuando aún no había tanta censura como ahora: “Mi novia suspiraba por poderse operar lo que tira más que dos carretas…”-. Pidió el julay el préstamo, empezó a pagarlo y se le fue la novia con un tal Tasio, el monitor de su gimnasio. Eso ahora no se puede cantar ni decir porque te denuncian por un delito de odio machista y vas al talego escopetado. Vivíamos mejor con la Ley de Prensa de Fraga, ya se lo digo. Hoy – no cito a mi amigo  José Manuel Aparicio para no crearle problemas- en una novela matas a alguien, lo metes en el congelador, lo troceas y lo tiras por etapas a un estercolero y no pasa nada, pero como le digas a uno negro, cojo, gangoso, maricón de playa o pendón desorejado, te cae la del pulpo y el editor te tira para atrás la novela y no te la publica nadie porque no quieren que lo hostien en la plaza pública. Llenaría dos artículos como este si pusiera la lista de autores que se me han quejado personalmente y que afirman autocensurarse cuando escriben. ¿No han oído, que van a reescribir con lenguaje correcto – no sé para quien- las aventuras de James Bond o los Diez negritos de Agatha Christie? ¿Qué título le van a poner a los diez negritos, diez chicos de color? No me vale porque de color soy yo, que soy piel roja.

Sánchez está convencido de que lo tiene todo atado y bien atado. Lo mismo pensaba Franco cuando la estaba palmando y miren la que se lió: las Cortés  se hicieron el Hará Kiri con Carrillo, Fraga, Suárez, Felipe, Guerra, Alberti y la Pasionaria votando la misma Constitución que ahora algunos tiran por tierra.

Los esquerras y los puigdemonesandan  empujando, atornillando, poniendo el pie en el cuello porque se saben imprescindibles para que Sánchez no tenga que desalojar la Moncloa. Sánchez listo y maquiavélico de cojones, no ha pronunciado la palabra amnistía ni una sola vez. O yo no lo he visto.  Siempre, con un lenguaje indefinido e impreciso, habla de gobierno progresista, habla de derechos, habla de entendimiento, habla de superación de las crisis políticas…pero nunca de amnistía. Los rufianes, los junqueras, los puigdemones y los aragoneses ya han avisado: la amnistía no es suficiente. También quieren el referéndum y la autodeterminación y de nuevo me salta a  la memoria  – lo único que me funciona bien, si no, el amor de mi vida no me habría dejado- las palabras de los etarras a principios de los noventa: nosotros no queremos la violencia, que salgan de aquí las fuerzas de ocupación y nos den derecho a autodeterminarnos y se acaban los tiros inmediatamente. Eso me decían a mí, en persona, Kubati, Txiquierdi y toda la banda al completo. Exactamente como ahora solo que sin tiros, por los votos de un sillón.

Y yo pregunto. Si los que mandan ahora no pronuncian la palabra amnistía ¿por qué no hablan de los que son realmente los problemas de la calle y dejan que el Código Penal cumpla su función?  Ahhhhh me olvidaba que las crisis políticas  – lenguaje suave para llamar al golpe de los puigdemones y Cia- hay que sacarlas del ámbito de la justicia.

En todo el debate no he oído hablar de los precios disparados ni de que comprar un litro de aceite es un lujo reservado para ricos. No he oído a nadie, en su programa como presidente, hablar de residencias, que es impensable buscar una para un viejo  – yo mismo- y hay que delinquir y acabar en la cárcel para que un señor de setenta y cinco años sea cuidado y tenga cama, médico y comida asegurada. No he oído hablar de la atención médica. ¿Han probado a ir al dentista porque se le mueven tres dientes, algo normal a determinadas edades?  Si necesitan un implante o un puente o algo similar prepárense para pedir una hipoteca al seis por ciento, si se la dan, que a ciertas edades en los bancos solo te enseñan la puerta. Y si andas mal de piños, ya te puedes comprar una minipimer e ir con ella al cinto como Billy el Niño llevaba el revolver para garantizar que puedes comer de todo. ¿Y las sorderas? Si tienes  – yo mismo- destrozados los huesecillos internos del oído porque te tocó hacer la mili en artillería. Si fuiste de maniobras y te hartaste de tirar cañonazos en la cornisa cantábrica para defender al país – no sé aún de quién-, si pediste uno de esos chismes que salen en las películas para proteger los oídos y te dijeron que eso era cosa de maricones y que nosotros éramos hombres  – sordos pero hombres-. Si ahora vas al otorrino y te dice que tienes la sordera del artillero, te jodes y bailas porque si te quieres poner unos pinganillos para oír las películas de la tele tienes que apañar seis mil pavos, o sea un millón de los de antes. ¡Viva el Estado del Bienestar!

Y en los debates en los que se proponen dos señores para ser presidentes  del gobierno – ellos no tienen esos problemas porque les chorrea la pasta por las orejas- solo hablan de los puigdemones, los junqueras y los rufianes. El problema son los independentistas no la asistencia médica, no la cesta de la compra, no los abuelos abandonados a su suerte, no el aumento de niños delincuentes que apuñalan profesores o imitan las conductas de los canales porno. El problema es arreglarle el piso a Puigdemont y que venga a disfrutarlo. Mecagoentoloquesemenea.

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