¿Deberíamos votar a Sánchez el 23J?

El pasado 10 de junio,el Partido Socialista (antes llamado PSOE y que ahora ya se le conoce abiertamente por el nombre de Partido Sanchista) celebró su último Comité Federal. El que habría podido ser un magnífico escenario para reflexionar y analizar los malos resultados obtenidos en las recientes elecciones, que supusieron la pérdida del gobierno  en muchas alcaldías y comunidades autónomas, reclamando las consecuentes responsabilidades que emanan de dichos resultados y  aprovechando la cita para elaborar una nueva estrategia que garantizara  mayores éxitos futuros, se convirtió, por voluntad expresa de Pedro Sánchez, en lo más parecido que se ha visto en España a los politburó de la extinta Unión Soviética.

Hay imágenes que hablan por sí solas. Bajo una pancarta con el lema “La mejor España”, la secretaria del comité inició la sesión con la siguiente frase: “esperemos que esta vez sí, todo el partido y digo todo el partido y sus dirigentes, todos, estemos unidos como una piña y nadie antepongasus intereses particulares electorales a los que tiene la organización ynadie se preste a ser el tonto útil de la derecha”. Más clara no podía ser:  Un completo llamamiento al orden, un ataque a la libertad de expresión, un “tragala” y además, un claro aviso a navegantes “el que se mueva no sale en la foto”.

Basta escuchar las reacciones de los hoteleros y el desplome de la demanda de viajes durante estos días para apreciar el “roto” que va a hacer a la economía española

Después de esta aplaudida introducción, el secretario general del partido comenzó su intervención ante los delegados presentes en la sala, que no ante todos a los que les correspondería estar, pues muchos se habían ausentado, sin duda, por el gran malestar que les ha supuesto la derrota electoral sin autocrítica alguna por parte del presidente, por la convocatoria urgente de elecciones cuyo objetivo principal parece ser el de evitar las revueltas dentro del propio partido, y por la imposición de las listas por parte de Sánchez sin tener en cuenta las propuestas efectuadas por las comunidades (vamos, dictadura del politburó en estado puro, incluida la votación por unanimidad a mano alzada), con lo que consigue blindarse, rodeándose de una guardia pretoriana de afines y de “estómagos agradecidos”. A la salida del comité, y pese al aviso a navegantes de la secretaria, algunos barones osaron quejarse, como Luis Tudanca de Castilla y León. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Otros, como nuestro bienamado Ximo Puig se han limitado a decir que, a pesar de que no se han respetado en absoluto las listas propuestas desde Valencia, él no se siente desautorizado y que lo importante es el proyecto y no las personas.  Vamos, Ximo en estado puro, sumiso y conciliador hasta después de su muerte política y poco antes de ser devorado por sus compañeros de partido. No vaya a ser que el amo se enfade. Y luego se preguntará porqué ha perdido las elecciones.

La imagen icónica del discurso de Sánchez ante sus acólitos no tiene desperdicio. Sin duda es una fotografía que pasará a la historia (como a él tanto le gusta). Atractivo, encantador, seductor, inteligente, pose perfecta, locuaz, convincente, seguro de sí mismo. Rodeado de nueve mujeres (entre ellas 5 ministras) con las que debe querer vendernos nuevamente el discurso de presidente feminista. La consigna debe ser la de olvidar rápidamente la ley del “solo si es si”, la ley trans, o las palabras de Yolanda, quien en una entrevista lo tacho de machista. A la diestra de Dios Padre, altiva, sobrada y provocadora, con el mentón bien alto de quienes se creen en absoluta posesión de la verdad, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera (aquella que pasara a la historia por tratar de exterminar la huerta de Europa). A su izquierda, la siempre risueña y complaciente ministra portavoz, Pilar Alegría. Dicen que una posible sustituta de Sánchez (0 cielos, ¿no hay nadie más?).

La autocrítica de Sánchez cuando apareció por primera vez después de las elecciones se limitóa decir algo así como: Asumo toda la responsabilidad en la derrota, pero la culpa es de……………. Para este tipo, siempre alguien debe tener la culpa de las cosas que salen mal, y claro, inmediatamente sus estrategas y acólitos comenzaron con las excusas:

• Hemos tenido un buen resultado electoral. La culpa ha sido de nuestros socios que se han hundido literalmente
• Los resultados han sido muy injustos. No se ha reconocido la excelente gestión. Los candidatos socialistas no se lo merecían. La culpa es de los electores que se han equivocado. Se arrepentirán
• El ruido y la toxicidad de la política nacional ha condicionado el resultado.
• Aquí ha valido todo para tumbar al gobierno. La culpa es de la prensa, los poderosos y la oposición.

Como muestra de esta estrategia, sirva un párrafo escrito por un tipo que se hace llamar sociólogo y politólogo y que escribe en un periódico local:

“Se ha creado un resultado irrespirable por parte de la derecha extrema y la extrema derecha en España, que han trabajado de manera infatigable para deslegitimar y calumniar sistemáticamente al gobierno y a los partidos que lo integran, sin dejar en ningún momento de difundir, de todas las maneras posibles barbaridades y mentiras”.

En resumen: Se han perdido muchas comunidades autónomas y ayuntamientos sólo y únicamente por culpa de los demás.

Y claro, ahora toca salvar los muebles a nivel nacional. Hay muchísimos empleos en juego: Diputados, Senadores, ministros, directores generales, subdirectores generales, subdelegados del gobierno, asesores, ejecutivos de empresas públicas y participadas, personal de confianza y enchufados miles. Es imprescindible movilizar a unas bases deprimidas y a muchos cargos intermedios que se acaban de quedar en el paro y han visto como sus nombres no entrarán en las listas y se quedarán ineludiblemente desempleados. Difícil. Una cosa es aplaudir a rabiar en un comité federal y aprobar las listas por unanimidad (el que se mueve no sale en la foto) y otra muy distinta es movilizarse entusiásticamente.

Hay que pasar rápidamente al ataque y activar a las bases.

En primer lugar, ¡vamos a pillarles a todos por sorpresa y convocamos las elecciones en julio! Además, así seguro que los ricachones no votarán porque estarán de vacaciones. ¡Qué barbaridad! Basta escuchar las reacciones de los hoteleros y el desplome de la demanda de viajes durante estos días para apreciar el “roto” que va a hacer a la economía española y el cabreo de todos los españoles, por el miedo a que les nombren interventores de mesa.

En segundo lugar, y como no cabía esperar otra cosa, toque general a arrebato contra franquistas, fascistas, nacis, extrema derecha y derecha extrema. ¡Hay que frenar a la extrema derecha ultraconservadora y salvar la democracia! ¡hay que parar la ola reaccionaria que invade el mundo!¡ hay que responder al fascismo! ¿pero alguien en su sano juicio cree de verdad que PP y VOX son partidos fascistas y suponen un gran peligro para la democracia?Los que por edad conocimos el fin de la dictadura de Franco e incluso luchamos para derrotarla, sabemos distinguir perfectamente entre un fascista (todavía quedan algunos en Fuerza Nueva) y un demócrata actual de derechas. O es que no tenemos conocidos, amigos, familiares o compañeros que acaban de votar a VOX y sabemos que no suponen absolutamente ningún riesgo ni para los demás ni para la democracia. Los adjetivos que se están utilizando contra esta gente suponen una absoluta falta de respeto contra una buena parte de los españoles que han votado en consciencia (¿no es eso un delito de odio? Y además, es muy llamativo que muchos de los que llaman fascistas a un 15 o a un 40% de la población española, defiendan a Rusia en su guerra contra Ucrania, defiendan a países tan poco democráticos como Cuba, China o Venezuela, defiendan las rebajas de penas a violadores o a los Okupas. Quizás, en consonancia, también a ellos podríamos definirles como la extrema izquierda o la izquierda extrema, en lugar de “ecosocialistas” que es como algunos quieres definirse ahora.

En tercer lugar, y creo que pronto se convertirá en el principal argumentoestá la réplica actualizada de la “España va bien” de Aznar. Ahora, todos los ministros repiten como loritos “¡España va como una moto!”.  Por favor, ¿en qué país viven? A fuerza de repetirlo quieren convertir una mentira en una verdad. Quizás convencerán a Bruselas, pero en la España real, cada familia sabe lo que le cuesta llegar a fin de mes, la subida de los precios, los recortes que han tenido que hacer en determinados alimentos o en otros gastos, lo imposible que está comprar o alquilar una casa, la escasa concesión de hipotecas, el aumento del número de personas que acuden a los bancos de alimentos, etc. Cuando un país como España es el que más baja en Producto Interior Bruto de toda Europa durante la mal gestionada pandemia, es lógico que luego sea el que más se recupera, pero no se puede olvidar que España es el único país del continente que aún no ha alcanzado los niveles previos a la pandemia. El gasto desbocado, gracias en parte a los fondos europeos (que por cierto se están malgastando), y a la subida de impuestos pronto se va a volver contra nosotros. El empleo creado, digan los que digan, sigue siendo de baja calidad, la venta de casas ya se está retrayendo de forma importante y el déficit público se está disparando a niveles nunca vistos.

Pero vayamos de lo general a lo particular. Yo me pregunto ¿Qué ha hecho el gobierno de Sánchez hasta ahora por Alicante? ¿por qué deberíamos castigarle?

• Por haber convertido a Alicante en la última provincia de España en inversión pública por habitante
• Por no haber resuelto la infrafinanciación de la Comunidad Valenciana
• Por habernos “robado” el trasvase del Tajo-Segura con la perdida de miles de trabajo que ello supondrá
• Por no haber realizado la conexión ferroviaria entre Alicante-Aeropuerto-Elche, siendo la única ciudad europea que teniendo semejante tráfico aéreo carece de esa conexión.
• Por haber prácticamente paralizado el Corredor Mediterráneo
• Por no haber ubicado en Alicante la Agencia Nacional de la Inteligencia artificial y el Elche la aeroespacial cuando ambas partían como favoritas.
• Por no haber construido ninguna vivienda social en Alicante durante los años de su mandato

Me dejo un montón de agravios sufridos durante estos años de mandato de Sánchez. Son tantos que ni los recuerdo, pero es que cada día aumentan más, incluso en campaña. Estas son las penúltimas noticias:

• Un informe del gobierno ve inviable la mejora de la red de cercanías en la provincia. Es decir, con este gobierno las vías del ferrocarril se mantendrían en primera línea del mar en lugar del ansiado trazado por el interior a través de Torrellano. ¡una en la frente!
• Por decisión del ministerio de Transición Ecológica la desaladora de Torrevieja dejará sin agua a 22.000 agricultores alicantinos, lo que se suma a la alta probabilidad de que el gobierno no autorice nuevos trasvases del Tajo-Segura hasta que concluya el actual año hidrológico. Y eso que hay agua de sobra almacenada en los embalses ¡otra en la frente!
• Y la última ocurrencia: El gobierno recomienda soltar conejos en las plantas solares con la provincia inmersa en una plaga. ¡Qué barbaridad! Ver para creer.

Habrá personas a quienes les importe mucho a la hora de votar el que se estén exhumando en estos momentos a 128 cadáveres del Valle de los Caídos (todos mis respetos a sus familiares), correspondientes a una contienda que terminó hace nada menos que 84 años, o que se crean que hay que impedir el paso del “hombre del saco” en referencia claro a la super, mega ultraderecha, pero a mí personalmente, como alicantino que soy, lo que me importa es mi provincia y mi comunidad, y hasta la fecha Sánchez y su gobierno no ha demostrado ningún cariño por nuestra tierra, sino más bien lo contrario. ¿por qué tendríamos entonces que votar a un personaje y a un gobierno que nos ha hecho tanto daño?

Quiero terminar con una frase muy de nuestra tierra y que le va como anillo al dedo a Pedro Sanchez: “Eixe no té vergonya ni la coneix” . Creo que no hace falta la traducción.

Desde mi humilde morada, Fernando Sepulcre