España bajo sospecha

Necesitamos con urgencia una regeneración ética. Un conjunto de valores colectivos que sostengan la convivencia de la sociedad es fundamental

Hemos llegado a tal nivel de relajación ética que los dos principales paridos, PP y PSOE están salpicados por la mancha de la corrupción. El PP en la Comunidad Valenciana tiene demasiados casos: Erial, Terra Mítica, Gürtel, Trajes de Camps, Fitur, Financiación del PP, Visita del Papa, Fómula 1, Brugal, Emarsa, Imelsa, Fuego (contratación de aviones para extinguir los fuegos), Pitufeo, Nóos, Carlos Fabra, Cooperación, Ivam, etc. No anda escaso de casos y eso solo en nuestra Comunidad, ya que en la Comunidad de Madrid tiene también bastantes, entrte los que sobresale el caso Bárcenas. El PSOE no se queda atrás; en nuestra Comunidad: caso Comercio, Divalterra, Flotador, Innova Gandía, Maratón Santa Pola. Dónde los tiene más en abundancia es en Andalucía. O sea, que andan bien surtidos en corruptelas ambas organizaciones. Y además, ahora vamos sabiendo, a cuenta gotas, que la justicia está también sometida a las influencias partidistas y ya lo que le faltaba a la pobre; además de ciega resulta que es tonta. Un país que sospecha de una justicia injusta y partidista es un país condenado a cualquier cosa menos a tener seguridad jurídica, que es lo peor que nos puede pasar.

Necesitamos con urgencia una regeneración ética. Un conjunto de valores colectivos que sostengan la convivencia de la sociedad es fundamental

Necesitamos con urgencia una regeneración ética. No puede existir un derecho y una ética diferentes; y de entre las dos, debe primar la ética, sin duda alguna. Un conjunto de valores colectivos que sostengan la convivencia de la sociedad es fundamental. Cuando se conculquen dichos valores, la justicia enmendará ese desequilibrio; pero sin esos valores ni hay sociedad ni justicia posible. Sin los valores colectivos no pueden los individuos exigir los que les pertenecen como miembros de esa sociedad. Bien es cierto que esos valores van cambiando, adaptándose a los cambios sociales, tanto tecnológicos como morales; por ejemplo, la minifalda ya no sanciona la moralidad de una chica, como tampoco lo hace la dedicación de la mujer al estudio, a la investigación o a cualquier otra clase de empleo. Esos valores sociales, como otros tantos más, han ido cambiando y las leyes han de acomodarse a ellos.

Estas son las condiciones necesarias de toda sociedad. Las ideologías de los grupos (partidos políticos, por ejemplo) no deben sustituir a los valores colectivos; tales valores ideológicos servirán para aquellos que pertenezcan a esos grupos, pero no para los demás. Lo que yo desee, socialmente hablando, solo me vale a mi; no a los demás. Respetemos y seamos fieles cumplidores con los valores sociales. De lo contrario, como país, estaremos siempre bajo sospecha.

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